Perder peso, ser más organizado, gastar menos, ahorrar más, disfrutar la vida, mantenerse saludable, aprender algo nuevo, dejar de fumar, enamorarse o pasar más tiempo con la familia son solo algunos de los propósitos de Año Nuevo más socorridos.
Pero muchas de estas nuevas metas se extinguen a pocas semanas de haber iniciado el año.
Una de las razones es porque estas no son planeadas estratégicamente o bien porque no se realiza un balance real de cuáles serán su implicaciones explicó Yazmín Quintero, psicóloga de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Tu tienes que tener una estructura bien clara de las ventajas del cambio si pensamos en los beneficios y los tenemos claros a corto y largo plazo. Normalmente son a largo plazo y de eso hay que estar consientes” , explicó.
La consultora TNS Research International detalla en su análisis más reciente respecto al tema, que sólo el 10 por ciento de los propósitos de Año Nuevo se cumplen debido a que estos deberían ser planeados como proyectos formales y no como una costumbre de todos los años.
Al respecto, la especialista destacó que si bien la temporada de fin de año se presta para que las personas reflexionen acerca de lo obtenido durante el transcurso del año actual y para plantearse nuevas metas, la realidad es que los objetivos en ocasiones no son realistas, suelen no ser específicos o ambiguos y en cantidades grandes por lo que eso se debe de evitar a modo de no fracasar y terminar frustrado por no alcanzar lo planeado.
Hay que tener en cuenta que cuando una persona se fija una meta serán necesarios los hábitos para alcanzarla lo que implicará tener que realizar sacrificios de otras cosas que usualmente también nos gusta realizar indicó la también especialista del Instituto Mexicano del Terapias Breves.
Quintero agregó que las personas también deben de pensar que los propósitos deben coincidir con su estilo de vida, es decir, si se tendrá el tiempo y disposición necesario para poder realizar sus objetivos.